Equipos de trabajo en remoto

El trabajo en equipo está en todos los ámbitos de la vida, y en el laboral es especialmente importante. Es una parte esencial, ya que permite fomentar y optimizar la productividad, favorecer la unión de las personas y alcanzar objetivos superiores.

Para ello, la plantilla debe cooperar de forma coordinada y enfocada hacia metas compartidas. El líder del equipo es clave para organizar correctamente a las personas y mantenerlas cohesionadas y motivadas, cumpliendo las 5C del trabajo en equipo: complementariedad, comunicación, coordinación, compromiso y confianza.

Tras la pandemia, el trabajo en remoto es la opción más demandada en muchos sectores. Es fundamental elegir correctamente las herramientas para gestionar los equipos a distancia.

Estas son algunas de las pautas a seguir para llegar al éxito a través de equipos de trabajo en remoto:

Planificación y organización

Tener clara la división de tareas, tiempos de entrega, etapas de cada  proyecto y en cuál de ellas se encuentra cada persona: Wunderlist, Ike, TickTick…

Comunicación

Canales a través de los cuales se puede compartir y expresar ideas complejas de forma rápida, siendo posible planear, crear y trabajar en equipo: Mindmeister, Loom, Miro,Zoom o Google Meet.

Disponibilidad de la información

A través de servidores de almacenamiento en la nube que permiten acceder a la información de forma segura y siempre disponible: Google Workspace, Dropwbox, Onedrive…

Gestión de tiempo

Medir la eficiencia y rapidez en la que se realizan las diferentes actividades, en qé horarios, y cómo el trabajo fluye con el del resto: Trello, Asana, Redbooth…

La importancia del autoliderazgo

La importancia del autoliderazgo

El liderazgo es una cualidad de la que se habla mucho y suele ser habitual la pregunta de: El líder, ¿nace o se hace?

Generalmente, tenemos interiorizado que no todo el mundo es líder y eso nos permite a buena parte de las personas, “escapar” de la responsabilidad de serlo y eso puede dar cierta tranquilidad. ¡Bufff, una cosa menos!

Sin embargo, del ejercicio del autoliderazgo nadie puede escapar. Pasa algo más desapercibido este concepto que por el contrario al de liderazgo, toda persona desarrolla, bien o mal. Las personas estamos constantemente tomando decisiones, más o menos relevantes, que van conformando aquello en lo que nos convertimos. Tenemos varias facetas que vamos moldeando a medida que escogemos a lo largo de nuestra vida: La personal, la espiritual y la profesional. Estas decisiones pueden ser planificadas, vinculadas a un propósito de vida, a una vocación profesional y a unos valores. Hay ocasiones relevantes en la vida que requieren de una reflexión antes de optar por un camino u otro. Por ejemplo, ¿qué estudios quiero cursar?, ¿quiero ser un profesional del futbol? ¿quiero continuar con esta relación sentimental? ¿deseo promocionar?. Este tipo de momentos vitales requieren de cierta reflexión y escucha interior, de lo contrario, si se responden de manera aprontada o presionados por el entorno, tienen muchas probabilidades de fracasar. Si por el contrario están unidas a nuestra verdadera vocación, tendrán más posibilidades de ser alimentadas y por lo tanto desarrollarse de manera exitosa.

Luego están un montón de decisiones que acompañan al cumplimiento de esas más importantes, ¿voy a clase hoy o me la salto?, ¿acudo al entrenamiento? ¿puedo saltarme la dieta para el campeonato?. Si estas decisiones de carácter más improvisado están atadas a unos valores de base que mantengan cierta coherencia con lo que queremos SER, las elecciones serán mayoritariamente acertadas. Si, por el contrario, son improvisadas y sin ningún por qué detrás que las sostenga, más allá de un impulso o una apetencia cortoplacista que satisfacer, no nos llevarán a nuestra vocación y por lo tanto frustrarán nuestro desarrollo personal, profesional o espiritual, provocando sensaciones de fracaso o vacío.

Adicionalmente este tipo de decisiones son las que pueden atarnos a sustancias tóxicas, o hábitos de vida poco exigentes que nos llevan a conseguir ningún éxito.

A nivel profesional, lo que vamos decidiendo en cada momento de nuestra vida, por ejemplo, la formación por la que optamos, el compromiso que depositamos a la hora de sacarla adelante en tiempo y forma, cómo la vamos complementando a lo largo de nuestra trayectoria profesional, qué duda cabe que requiere de un buen autoliderazgo. Es decir, del arte de saber gobernarnos en cada momento para hacer realidad el objetivo, el sueño que nos hemos marcado.

En ocasiones, uno puede sentirse perdido porque ya no se oye a sí mismo, o porque aparecen miedos, inseguridades, que nos obligan a hacer una alto en el camino y replantearnos las preguntas importantes. Estar seguros de que el camino escogido es el que queremos, para revalidar la dirección, o cambiarla. En situaciones como ésta existen herramientas de apoyo que haciendo gala de un buen autoliderazgo, es necesario usar para ganar confianza y sentirse reconfortado con el camino escogido y con el trabajo que exige recorrerlo. Por ejemplo, en esta área, la herramienta del coaching, el mentoring, o un asesoramiento en etapas relevantes de los estudios para la toma de decisiones pueden ser la diferencia entre la elección correcta para nosotros o para otros. Se trata de momentos en las carreras profesionales diferentes, pero en todos ellos es importante saber escucharnos, “apagar el ruido” para volver al origen y lograr nuestro sueño.

¡Feliz camino!

Los beneficios de la diversidad en la empresa

Los beneficios de la diversidad en la empresa

Las organizaciones son el reflejo de las personas que las componen. En Serlog, entendemos la diversidad como elemento de creación de valor diferencial en nuestros resultados. No obstante, es importante recordar que la diversidad aporta este valor siempre que tenga lugar en un entorno inclusivo en el que no sólo se respete, sino que se celebre la diferencia. Cuando todas las personas de la plantilla, independientemente de sus características personales, se sienten libres en el entorno laboral, y su aportación se valora, es cuando pueden aportar su máximo potencial.

Las principales ventajas que la diversidad de talento nos aporta dentro de nuestras organizaciones son:

   La creatividad que se genera cuando se comparten diferentes puntos de vista.

     Al combinarse todas las perspectivas, se abren las puertas a la innovación.

    Los puntos anteriores repercuten positivamente en la toma de decisiones.

  Se reduce la rotación, las personas desean formar parte de la empresa por más tiempo.

La empresa debe ofrecer herramientas, espacios y políticas que se adapten a todas las edades, géneros, religiones, etnias, orientación sexual… Se trata de construir un ambiente laboral que fomente una relación cercana y respetuosa entre las diversas cualidades de cada empleado/a.

De hecho, las nuevas generaciones valoran este aspecto y lo consideran como una de las razones para sumarse a la cultura de la empresa.
Por otro lado, la diversidad laboral ayuda a incluir a las minorías, que en muchas ocasiones no pueden acceder o desarrollarse en su profesión por falta de oportunidades, y de esta forma se contribuye a impulsar a estos colectivos a que permanezcan de forma estable en el sistema propiciando un «círculo virtuoso´´.

El talento está presente a lo largo de toda la vida. El desafío se centra en aprender a valorar a todas y cada una de ellas.